La Gestalt es una terapia humanista, en la que las personas son miradas en un sentido holístico: atendemos todo lo que conforma al ser humano: lo racional, lo emocional, las sensaciones corporales así como lo relacional y los vínculos.
En la Terapia Gestalt se trabaja con la responsabilidad, la ampliación de la conciencia, la vivencia del presente, el famoso y preciado Aquí y Ahora. También con la Autorregulación Organísmica, que confía en la sabiduría de los procesos vivos para satisfacerse. Confía en que el ser humano tiene los recursos necesarios para su desarrollo óptimo.
En el Espacio Terapéutico Gestáltico se respira el permiso para ser lo que uno es. Es un espacio amoroso, de confianza y protección en el que se juega la vida en todas sus dimensiones.
El Terapeuta Gestalt acompaña desde una actitud de respeto, presencia y conciencia a su propio interior y a lo que está pasando fuera.
El Terapeuta Gestalt hace de espejo, y es un elemento de transferencia, se pone al servicio de las personas, actúa de facilitador y ayuda a transformar lo no querido en querido.
El Terapeuta Gestalt ama e integra lo que la persona en crisis y conflicto no está pudiendo integrar.
Se sabe que una parte del sufrimiento humano viene por la oposición a las vivencias, a las personas o a lo que somos y a la realidad tal como se presenta.
El Terapeuta Gestalt contempla el sufrimiento, el caos, el bloqueo y hace de canal facilitador hacia una salida productiva de cualquier situación.
El Terapeuta Gestalt no interpreta, acompaña. No utiliza su posición para crear una relación de poder, sino que establece una relación horizontal, un intercambio entre adultos en el que uno (el cliente) pide un servicio de ayuda a otro (el terapeuta).
Fritz Perls, (creador de la Terapia Gestalt) dijo que la Terapia (Gestalt) es algo demasiado beneficioso como para restringirlo al tratamiento de los enfermos.
Enseña que podemos sentirnos cómodos en nuestra piel, en aquello que somos, tal como es. Que podemos confiar en nuestros recursos. Que podemos apropiarnos de nuestras experiencias y de nuestra verdad interior”.
La Terapia Gestalt acompaña al cambio deseado, es el proceso de asumir aquello que somos en vez de malgastar la energía tratando de convertirnos en algo diferente. Es ir en pro de la corriente y no en contra. Es facilitar. Es “no empujes el río, fluye solo”.
La Terapia Gestalt es, en definitiva, una terapia que ama y que potencia todo lo que nos conforma.